El gran amor de mi vida

El gran amor de mi vida
Chayanne

martes, 27 de octubre de 2009

Amándonos…


Porque alcanza abrigarse el canto
del manto etéreo, al alba acaecida

delicada sinfonía al duelo firme
melodía enamorada,

de albor en el tiempo
donde se escuda el verso entre mis ojos
de esmeraldas y estrellas,

entre el destino que hace luz de las noches
vacías, robadas

entre el origen puro, fuerte
de la palabra que calla para florecer
en un cielo,

entre sonrisas de lunas eternas
al radiante brillo, espejo de ensueños

canto divino que se abre con el beso
suspirado,
que desborde corazones unidos;

por el destino codiciado,

-“tú y yo”-

-"ni nada, ni nadie"-
-"ni ayer, ni mañana"-

“solo un eterno hoy, amor mío”

porque brota este delirio
en la mirada que arde, y vibra

donde la conciencia hace umbral
del deseo,

-“de mi deseo, de tu deseo”

en rebose de una nota franca
que acompañe esta pieza, cantada trova

-“de besos, de caricias”-

porque delineo el surco que vierto
en tus manos de sueños

en derroche de pasiones
cuando este alcanza cúspide, y late

con latido colmado,
hambriento de tu cuerpo
en mis pechos amanecidos, de esperarte

sonata del tiempo
que el vocablo silencia para acrecentar
este torbellino ardiente,

-“que me late, que me quema”-

y se adueña de mis entrañas,

-“de poseerte, de amarte”-

porque no hay refugio inalcanzable
que este de tenerme,
sumergida en el perfume de tus besos

con el que mi entrega sea tuya,

-‘solo tuya, amor mío”-

en el que me hunda en tus brazos
y no quiera escapar nunca de tu lado

-“nunca jamás, amor mío”-

y soy alborada reflejada en tus ojos
cual suspiro,
de mujer enamorada, amada

robaré notas al tiempo escalando
a la bravata del destino,

-“aguardando el hoy, el ahora”-

despliegue de mis versos
henchidos, volcados

al soplo de esta penumbra dormida
abrigados en tu sombra

al horizonte cual mudo y tenue
que se observan nuestras siluetas

acopladas en continua comunión
de cuerpo y alma,

porque te respiro en esta melodía
elevada, acompasada

más ardiente de hallarte
entre la bruma del silencio

tibio y sigilo al torbellino ardiente
de mi vientre,

encerrando entre fogatas
entre tus duelos y pasiones

porque me adueñó del verso en piel
que se abre al dolor de bardas y torrentes

al paso del destino adversario
de mis sueños que entrego a tu vida

porque me infiltro al paso inadvertido
con coraza en mano, al placer, al amor

de resistirnos, de buscarte en la oscuridad
de la noche entre cirios y flores

en que mi soledad te llama
y te nombra,

hasta donde mi verso en partitura sangrante
se eleve a tu cielo,

al arribo de mi noche anhelante
esencia de sentirte cerca, muy cerca,

-“te presiento, te quiero”-

con el deseo de mi cuerpo, a tu cuerpo
destilando llamaradas al viento,

-“amándonos sin miedo, sin pausa, sin tiempo”

Amándonos a fuego, a muerte...


Grechka Lee Maldonado
Mayo 24, 2009
Derechos reservados
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