El gran amor de mi vida

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Chayanne

lunes, 11 de julio de 2011

La dignidad y Libertad un derecho irrefutable


La dignidad y Libertad un derecho irrefutable


Todo crimen o acto de violencia proviene de un delincuente, de una persona envilecida, ofuscada, disfuncional; llena de mucho rencor y odio. El ambiente en que se desarrolla una persona no tiene porque guardar relación directa con su aprendizaje primario. Podemos afirmar que una persona de escasos recursos, de un núcleo familiar donde hubo ausencia de uno de los padres, o donde los hijos se criaron con madres solteras, no tendría por qué ser factor determinante en su subsecuente comportamiento desde el inicio de su niñez, adolescencia, y adultez. Podemos decir que el delincuente y/o criminal nace en cualquier ambiente social, no hay nada específico para una descripción singular. Su desempeño no radica en los valores establecidos y/o sistemas de valores dentro de una sociedad civilizada, sino en su propio yo interno. La pérdida de la autoestima y de la dignidad es uno de los factores que sin lugar a dudas contribuye al deterioro personal induciendo a la persona a un nivel destructivo, donde solo en su pensamiento recrea lo negativo hacia sí mismo y su entorno albergando en su corazón sentimientos aberrantes de odio y maldad.

Sin justificar la violencia, hemos de encontrar nuevos métodos de rehabilitación, de sanación, de carácter inminente, no podemos quedarnos con los brazos cruzados, hemos de llamar a la conciencia, establecer nuevos sistemas de valores, porque ya los que tenemos son deficientes.

Lamentablemente nuestro actual sistema penitenciario no garantiza una rehabilitación efectiva y mucho menos otorga los medios para que el delincuente sea mejor ciudadano. El castigo físico, la encarcelación y o pena de muerte no cambiarían las cosas desde su raíz. No podemos rehabilitar a los criminales mientras en su mentes solo haya odio y maldad. El dolor que albergan en sus corazones es más que suficiente para liberarlos de tanta autodestrucción.

Necesitamos cambiar nuestro sistema de valores; necesitamos sanación. Ir mas allá de la raíz del problema fortaleciendo todos los sistemas en general dándole mayor énfasis a la educación. Sin perder el objetivo del incentivo. No podemos lograr que el mundo cambie si nosotros mismos no cambiamos.


El niño interior necesita sanación, equilibrio, libertad y amor.




Autoría: Grechka Lee Maldonado
Derechos Reservados (2011)
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